viernes, 11 de febrero de 2011

Cesc, 'el empanao'


Aunque uno de los dos fichajes del Zaragoza en el mercado de invierno, el senegalés Guirane N´Daw, se comparara con Patrick Vieira en su presentación, fue Cesc Fábregas quien recogió el testigo del mediocentro francés en 2008, con 21 años casi recién cumplidos, y después de que Wenger le diera la alternativa una vez rescatado de La Masía. O robado, como quieren hacer creer no pocos sectores de la masa social culé, tan obsesionada con el hurto.


El camino de Cesc en el Arsenal da para una película de sobremesa dominical en Antena 3. Chaval joven y tímido que crece desmesuradamente en un ambiente absolutamente propicio que, poco a poco, se le va quedando pequeño. Como la historia del pez que no puede crecer más porque la pecera en la que vive no da más de si, historia muy bien retratada en la película 'Big Fish' (bastante mejor que un telefilm cualquiera de sobremesa dominical, dicho sea de paso) donde el protagonista huye de su ciudad, aburrido de los éxitos fáciles y en busca de nuevas sensaciones. Entre ellas pasear junto a un gigante.


Como en 'Big Fish', a Cesc no le quedará otro remedio que emigrar. Temporada tras temporada ha quedado claro que el Arsenal sigue siendo el Valencia inglés, con sus promesas, sus buenos jugadores, sus detallitos y su inmadura y viscosa competitividad. Y para el capitán gunner, lo fácil sería acomodarse en Londres y tirar de una épica muy literaria pero casi nunca efectiva sobre el terreno de juego, como podría ser enarbolar la bandera del héroe que, apartándose ofertas millonarias de la oreja para quedarse en el Emirates Stadium (demasiado 'new age' frente a lo rococó que hubiera quedado Highbury), guía a su equipo a la victoria.


Pero no puede ser así, porque el fútbol, como la vida, es cambio (Heráclito dixit), y toca renovarse. No es ningún tópico: en la vida, hay que cambiar regularmente de propósitos y objetivos para mantener la cabeza caliente y el corazón en orden. A Cesc le toca mover ficha, pero no se entera demasiado de la película. No habla, no se moja, no apunta a nadie y espera que todos hagan el trabajo por él. Quizás sea por eso que Pepe Reina, que tantas horas ha compartido con él en la selección, le llama 'empanado' en público. Pero sabe que Wenger, más que su padre futbolístico, es el hombre que le ha hecho ser quien es, dándole la alternativa con 17 años y haciéndole titular a los 18, y le debe media carrera, con el consiguiente respeto.


El jugador ahora tiene que decidir entre Madrid y Barça. Dicho de otra forma: entre disfrazarse de héroe blanco, o acomodarse a los éxitos de un Barça histórico. Justo como hizo el protagonista de 'Big Fish' a quien, por cierto, su nuevo destino tardó demasiado en convencerle.

@m_manero

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